Estamos en invierno y cuando hace frío no hay nada mejor que prepararse una infusión o té.A la vez que disfrutamos de una agradable bebida caliente, estaremos ayudando a nuestro cuerpo con sus múltiples cualidades saludables.
Hoy os contaré los beneficios que los distintos tés nos aportan y algunas curiosidades sobre su origen.
De la planta Camellia Sinensis, se obtienen los distintos tipos de tés, que varían en función de las hojas que se recogen y de sus distintos procesos de fabricación y fermentación. Así, se obtiene el té negro, que es el té tradicional y los tés blanco, verde y rojo.
El té verde se obtiene de las hojas frescas de la planta de té, que se secan sin sufrir previamente un proceso de fermentación, de ahí que conserve intactos todos los componentes presentes en las hojas del árbol de té de forma natural. Tiene un sabor suave y delicado, con un cuerpo inconfundible que hace sentir la esencia de la planta. El té verde tiene menos teína que el té negro común, por lo que sólo es ligeramente excitante y estimulante del sistema nervioso. Se le atribuyen multitud de propiedades beneficiosas para la salud, casi todas debidas fundamentalmente a su alto contenido en polifenoles antioxidante. Los polifenoles han demostrado ser eficaces para prevenir la aparición de ciertos tipos de cáncer, prevenir el envejecimiento prematuro, prevenir los procesos inflamatorios y disminuir la degeneración de las articulaciones. El té verde es rico también en unas sustancias llamadas catequinas, que aceleran el metabolismo y tienen poder adelgazante.
El té blanco se obtiene de los brotes de la planta del té, que se recogen antes de que se abran, al principio de la primavera, tras el largo letargo invernal, dejándolos secar al aire libre. Estos brotes tienen un color verde pálido con un finísimo vello blanco, de ahí su nombre. Debido a que sólo se utilizan los brotes tiernos, y no las hojas, su contenido en antioxidantes y catequinas es tres veces superior al té verde. Por lo tanto las propiedades beneficiosas del té blanco son las mismas que las del té verde, pero mucho más potentes. Como curiosidad os cuento que durante siglos su uso estaba restringido al emperador y sus allegados, pues se pensaba que contenía el secreto de la vida eterna. Se seleccionaban y recogían sólo los mejores brotes, y eran cortados y manipulados a mano con guantes blancos y tijeras de oro, para no profanar su poder sagrado.
El té rojo es originario de la región de Yunnan, en China, a la que llaman la región de la eterna primavera. Tras la recolección de las hojas de té, se prensan y almacenan en barricas durante largo tiempo para su maduración y fermentación. La calidad y el precio final del té rojo dependerán, como el buen vino, del tiempo que pasan en estas barricas, que puede ir de 2 a 60 años. Las propiedades especiales del té rojo se deben a este largo proceso de fermentación. Durante un tiempo se le ha conocido como «el té quemagrasas«, pero también es útil para reducir los niveles de colesterol total y triglicéridos y mejorar la circulación sanguínea. Es muy digestivo ya que aumenta la producción de ácido gástrico y favorece el metabolismo del hígado, que unido a su leve acción diurética ayuda a los procesos de desintoxicación y depuración del organismo. Su contenido en teína no es tan alto como el del té negro, pero sí superior a los tés blanco y verde.
Hasta hace unos años el Rooibos era una infusión prácticamente desconocida para la mayoría de nosotros, pero dadas sus excelentes propiedades se ha popularizado mucho su consumo. Aunque normalmente le llamamos té Rooibos, sus hojas no proceden de una planta de té, sino de un arbusto procedente de Sudáfrica. El nombre Rooibos en el idioma afrikáans significa arbusto rojo. Las hojas del árbol se dejan oxidar al sol, y este proceso es el que le da el sabor y el color rojo característico. El té Rooibos carece naturalmente de cafeína, por lo que lo pueden tomar los niños y las personas nerviosas o con hipertensión. Tiene un sabor ligeramente dulzón y suave que enriquece el paladar. Es muy digestivo y ayuda a aliviar problemas gastrointestinales como náuseas, gastritis, dolores de estómago, etc. Por sus propiedades antiespasmódicas es muy útil para combatir los cólicos infantiles. Actúa como un suave antihistamínico natural, por lo que está recomendado en el tratamiento de las alergias. Es muy rico en minerales, sobre todo en calcio, magnesio y flúor, por lo que ayuda a mantener la salud de huesos y dientes. El té Rooibos tiene un fuerte poder antioxidante ya que es rico en polifenoles, unas sustancias presentes en numerosas plantas que tienen acción antioxidante, protegiéndonos de los efectos negativos de los famosos radicales libres, responsables de los procesos de envejecimiento, aparición de enfermedades, etc.
Como veis beber infusiones y té supone una excelente opción para hidratarnos a la vez que cuidamos de nuestra salud. Y tú, ¿qué variedad de té tomas habitualmente?
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