Nos encantaría tenerlo todo bajo control, al menos todos los problemas. Que la vida nos diera sorpresas, pero siempre positivas. Que supiéramos que no nos iba a faltar el trabajo, ni la salud, ni el amor… Pero la realidad es bien diferente, un día de repente , tu pareja te deja por otra persona, o en tu empresa, donde estás teniendo buenos resultados deciden prescindir de ti sin más, o en una prueba intrascendente, de repente aparece una mancha. Y entonces nos derrumbamos, no somos capaces de ver más allá , porque empezamos a anticipar riesgos a anticipar dolor , a no dejar de pensar en las posibles consecuencias de lo que todavía no sabemos si pasará.
¿Cómo solucionarlo? Como eliminar está angustia? Acostumbrándonos a tener la incertidumbre como compañera, a pensar en lo que hoy tenemos, en lo que hoy sabemos y mientras no suceda lo contrario, tomar el mejor escenario posible como referencia.
Al final la incertidumbre es como todo, te acabas acostumbrando si te relajas y aceptas que ahí está y ahí estará, porque hoy cuando incluso las cosas históricamente más seguras se han derrumbado es cuestión de supervivencia, no tienes más opción que aceptarla, relajarte y pensar que mañana todo puede cambiar, y que no sabemos que rumbo tomarán el viento, así que cuando llegue , reajustaremos las velas a los nuevos aires y seguiremos navegando.
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