Mens sana in corpore sano

Enseñanzas de la Primavera 2020 : 1.No des nada por sentado

Mojarse los pies en el mar, compartir una tarde con amigos, ir al cine, tomarse un café leyendo el periódico en la barra del bar de siempre, jugar con nuestros hijos en el parque, llevarlos a ver a sus abuelos, recogerlos a la salida del cole y preguntarles como les ha ido el día y escuchar su parloteo, conducir…

La vida nos enseña cada día, pero hay periodos (normalmente los difíciles) en que el aprendizaje es más intenso.

En este periodo que estamos viviendo, hay algo que todos hemos percibido : el valor de las cosas que antes dábamos por garantizadas, cosas tan integradas en nuestra cotidianidad que ni siquiera éramos conscientes de lo que nos aportaban. Hemos dado mucho valor al tener y muy poco al sentir y después de semanas limitados nos damos por fin cuenta de la riqueza de esos pequeños actos cotidianos que conformaban nuestra vida:  el salir a pasear tranquilamente, abrazarnos, besar a nuestra madre… quien nos iba a decir que algo provocaría que no pudiéramos hacerlo, que algo nos quitaría la “lo de siempre”.

No estoy segura de lo que pasará , cuando recuperaremos la “antigua normalidad” o si la recuperaremos, pero me gustaría que esta sensación de ilusión que me está generando el sentir el sol en la piel, ver correr a mis hijos por la playa o el abrazo (un poco saltándome las normas, con mascarilla y manos desinfectadas) que le di el otro día a mi madre, permanezcan. Voy a esforzarme porque no pierdan el valor que tienen , en disfrutar todos los abrazos que recibiré y daré de aquí en adelante como si fuera el primero.

Porque como seres resilientes que somos ( y eso es una muy buena herramienta para nuestra supervivencia) nos adaptamos a los cambios , de ahí que nos hayamos adaptados a las mascarillas, al tele cole, al teletrabajo a salir a la hora que nos toca  y a tantas otras cosas que nos parecían de ciencia ficción hace unos meses. Pero por esa misma resiliencia solemos también olvidarnos con facilidad de lo aprendido en circunstancias difíciles.

Voy a hacer un esfuerzo por disfrutar cada cosa que hago de nuevo, por dejar que mi resiliencia no me haga olvidarme de lo que las  he echado de menos, porque si hay algo que no olvidaremos de la primavera de 2020 es que no podemos dar nada por sentado, que todo lo que parecía inamovible puede cambiar en unas horas y que la vida esta hecha de pequeños y sencillos momentos que hay que aprovechar y valorar, con alegría pero conscientes que quizás mañana ya no estén.

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