La mayoría de nosotros estamos deseando que llegue el verano para podernos relajar y tener un poco de tranquilidad después de todo el año. Aún así, muchas veces no resulta una tarea sencilla. Seguramente, ya hemos empezado a pensar dónde metemos esas criaturitas que tanto queremos pero con las que no estamos acostumbrados a convivir 24 horas al día. Empezamos a hacer planes y listas de actividades como locos para evitar que se aburran y empiecen a “hacer de las suyas”. ¡Cuanto más ocupados estén mejor!

El verano es para los niños un momento para acomodar e integrar todo lo que han estado aprendiendo en el colegio a lo largo del año, para dormir y para descansar. Aunque lo que realmente desean es poder disfrutar de sus padres donde sea y cómo sea, de los que escuchan durante todo el año que no tienen tiempo y que cuando parece que lo tengan se esfuma por arte de magia sin que los niños hayan podido siquiera saborearlo.
He aquí un menú degustación para este verano: un castillo de arena, un paseo por la montaña, un mural con pintura, un collar de conchas, una carrera, una siesta en familia, una tarde cocinando, cuentos en la cama, salir a ver las estrellas, todo ello amenizado sin prisa, sin estrés, con paciencia y con entera dedicación. ¿Y por qué no?… ¡con un helado de postre!
¡Feliz Verano!
Esther Navarro.
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