Ya hemos entrado de lleno en la época estival y tenemos la oportunidad de disfrutar de las múltiples frutas y verduras de esta nueva temporada. Los alimentos que la naturaleza produce «naturalmente» (valga la redundancia) en primavera-verano nos ofrecen un montón de nutrientes que son especialmente útiles para cubrir nuestras necesidades nutricionales en esta época del año. Y es que ya lo dice la sabiduría popular: «La naturaleza es sabia…»
Para empezar, muchas de las frutas de esta temporada son especialmente ricas en agua en comparación con las del otoño-invierno. La sandía y el melón, con más de un 90% de agua, nos ayudan a calmar la sed y a reponer el líquido que perdemos a través del sudor debido a las altas temperaturas. El resto de las frutas como las ciruelas, melocotones, albaricoques, fresas o cerezas, tiene alrededor del 85% de agua. Por ello son una forma maravillosa de hidratarnos, que además nos aportan gran cantidad de fibra, vitaminas, minerales y fitonutrientes.
Estas frutas son ricas en un tipo de fibra soluble, la pectina, que se hincha en el estómago formando un gel, produciendo sensación de saciedad, retrasando el vaciamiento gástrico (muy útil para dietas de adelgazamiento) y regulando el tránsito intestinal, por ello no deben faltar nunca en nuestra dieta. Los nísperos destacan especialmente por su alto contenido en pectina. En el verano, con el aumento del calor, tendemos a eliminar más agua a través del sudor, agua que le restamos a las heces, y a menudo aparecen problemas de estreñimiento, que se solucionarían tomando más frutas, ricas en pectina, y bebiendo más agua. El gel viscoso que forma esta fibra, fija la grasa y el colesterol, disminuyendo la absorción de dichos compuestos, efecto muy beneficioso en casos de hipercolesterolemia. Además, reduce la absorción de los hidratos de carbono.
Las frutas de verano en general tienen menos contenido en Vitamina C que las de invierno, a excepción de las fresas,que contienen más vitamina C que las naranjas y los limones. La vitamina C favorece la absorción del hierro y está implicada en la formación del colágeno, estructura básica de nuestra piel. Además de la vitamina C, las fresas son una fuente importante de compuestos antioxidantes naturales, que ayudan prevenir los efectos dañinos de los radicales libres y a inhibir procesos inflamatorios responsables de muchas enfermedades. Por todas estas razones debemos aprovechar la época de producción natural de fresas, que va de marzo a junio, e incluirlas en nuestra dieta diaria.
Los melocotones, nectarinas, albaricoques, calabaza, acelgas, berros, espinacas y algunos tipos de melones, son especialmente ricos en betacarotenos, que son también potentes antioxidantes, que bloquean los efectos dañinos de los radicales libres. En general cuanto más intenso es el color anaranjado de una fruta o verdura, mayor es su contenido en betacarotenos. Éstos se transforman en el intestino en vitamina A según se va necesitando, que desempeña funciones fundamentales para la visión, el buen funcionamiento del sistema inmune y el buen estado de la piel.
Durante los meses de verano, casi todos nos exponemos al sol más de lo recomendable. Los rayos solares tienen un potente efecto oxidante sobre la piel, llegando incluso a dañarla. Para proteger nuestra piel debemos evitar las horas de mayor intensidad solar y usar cremas protectoras. Es recomendable además consumir abundantes frutas y verduras ricas en vitamina C y betacarotenos que permitan una protección y reparación de las estructuras de la piel.
Las frutas de temporada son también muy ricas en fitonutrientes, sustancias químicas presentes en las plantas (y sus frutos) que carecen de propiedades nutricionales pero que han demostrado tener efectos beneficiosos para la salud. Así, los taninos de los albaricoques, por ejemplo, tienen propiedades astringentes, antiinflamatorias y antioxidantes. El licopeno de la sandía y el tomate, es un importante antioxidante. La lista de fitonutrientes (y sus propiedades protectoras frente a numerosas enfermedades) en estas frutas y verduras es casi infinita, de hecho cada vez se descubren y se estudian más. Parece que la combinación en la que se encuentran de forma natural en los alimentos tiene un efecto sinérgico, es decir, que los distintos compuestos trabajan conjuntamente potenciándose unos a otros y que este efecto no es sustituible por tomar las vitaminas o compuestos fitonutrientes por separado en forma de suplementos.
Por todas estas razones, desde este blog me gustaría animaros a que toméis un mínimo de 5 raciones de frutas y verduras al día (3 frutas, una ración de ensalada y una de verdura). Así, además de disfrutar de su delicioso sabor, estaréis cuidándoos y protegiendo vuestra salud.
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