Los medicamentos son uno de los temas más importantes que los celíacos tienen en mente, después de la comida claro. Saben que existen diferentes medicamentos que pueden contener gluten pero en realidad muchos no saben cómo leer sus excipientes o composición, así como aprendieron a hacerlo con los alimentos.
Los listados de medicamentos libres de gluten que existen en cada país o región son fiables pero, a diferencia de lo que sucede con los alimentos, no están obligados a analizar sus productos, si no que depende de la buena voluntad de cada laboratorio para hacer estos análisis.
Los medicamentos pueden contener gluten ya que se usa para darle consistencia y forma a las pastillas, para darles sabor o un color en particular, muchos medicamentos suelen indicar que entre sus componentes contienen almidón de maíz, pero no son la mayoría.
¿Qué es un excipiente?
Un excipiente es una sustancia distinta del principio activo del medicamento, que se añade para conseguir la forma deseada (cápsula, pomada, comprimido o jarabe) y ayuda a que el principio activo se formule de manera estable, eficaz y, sobre todo, segura para el consumidor. La cantidad de fármaco que hay en una dosis es muy pequeña y, por ello, difícil de manipular. En algunos comprimidos, el excipiente representa el 90% de su composición.
Éste es el motivo por el que se agregan diluyentes, que aumentan el volumen del principio activo. Entre ellos, destacan el almidón, la lactosa, la sacarosa, el manitol o la levulosa. Usar uno en concreto depende de la forma final del medicamento, la vía de administración, la estabilidad del principio activo y el tipo de paciente para quien está indicado (enfermos diabéticos, celiacos, intolerantes a la lactosa, niños, etc.): si es necesario que un jarabe infantil tenga buen sabor, se utiliza en general lactosa, mientras que si el comprimido debe disolverse en la boca se recurre a la sacarosa y, para las pastillas que se mastican, el manitol da sensación de frescor.
¿Qué buscar en los excipientes o composición de un medicamento?
Leer los excipientes o composición de un medicamento puede ser tan difícil como interpretar la letra del médico… pero hay algunos componentes que nos encienden la luz de alarma.
Hay que tener cuidado si entre los excipientes leemos:
- Almidón pregelatinizado y/o modificado
- Glicolato sódico de almidón
- Dextratos
- Dextrinas
- Maltosa
- Colorantes (algunos contienen malta de cebada)
- Alcohol de azúcar
- Glutamato monosódico
- Proteína vegetal hidrogenada, hidrolizada y/o texturizada
- Siglas o códigos que no sabemos a qué se refieren
Estos componentes serán motivo de consulta si no se especifica la fuente natural de la cual han sido tomados.
Durante la consulta con el médico
Quienes saben mejor de medicamentos son los médicos que nos los prescriben, por eso, será necesario recordarle al médico que somos celíacos para que estén seguros de la medicación que nos recomiendan.
Los médicos tienen un vademécum donde se encuentran los nombres de los medicamentos, sus principios activos específicos y más información técnica sobre su composición porque están escritos para los profesionales. Por lo general no es la misma información que encontramos en los prospectos, por lo que si el médico lo consulta antes de recomendarnos un medicamento, nos evitaría el problema de tener que contactar con el fabricante.
Si el médico no está seguro de los componentes del medicamento que nos indica, entonces sería prudente pedirle que nos recomiende el genérico o más de una marca posible, para luego en la farmacia o contactando con el fabricante, podamos elegir cuales son los que podemos consumir.
El farmacéutico como aliado
No está de más, como nos hacemos amigos de los comerciantes del barrio, hacernos amigos del farmacéutico para que nos ayude a comunicarnos con los proveedores, especialmente si los medicamentos que vamos a consumir son genéricos, es decir de segundas o terceras marcas que no suelen aportar sus números de teléfono en los envases o son complejas de encontrar en internet.
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