Las Navidades están a la vuelta de la esquina. Son momentos de ilusión, diversión y reflexión. Vienen llenas de buenos sentimientos y grandes propósitos, pero también son épocas cargadas de compromisos sociales donde las comilonas y los excesos están a la orden del día.
Para que estas fechas -y sus excesos- no te pases factura, conviene tener en cuenta algunos consejos:
El número uno es la MODERACIÓN. Que sea una época especial no quiere decir que tengas que lanzarte al consumo masivo de alimentos y bebidas que restringes el resto del año. Controla el consumo de dulces navideños, bebidas alcohólicas y modera las cantidades de comida que ingieras los días señalados (Noche Buena, Navidad, Fin de Año, Reyes…) Date caprichos, pero con mesura.
No tengas siempre a la vista los dulces típicos navideños. Es cierto que polvorones, turrones, mazapanes y almendrados forman parte de nuestra tradición y cultura navideña. Muchas familias acostumbran a tener una preciosa y suculenta fuente de estos deliciosos dulces expuesta permanentemente en el salón. Aunque hacer esto te haga sentir que mantienes la tradición familiar y te recuerde a tu infancia, disponer de estos dulces tan a mano y a lo largo de todo el día, hará que la tentación esté constantemente presente y que comas mucho más de lo recomendado. Lo suyo es que compres los dulces, los guardes en el armario y los sirvas sólo en las momentos más señalados.
No cargues tu agenda de compromisos sociales. Por alguna razón cuando se acerca la Navidad sentimos que tenemos que ver a todas aquellas personas que hace meses que no vemos y eso carga nuestra agenda de comidas y cenas, con dos consecuencias directas: una es el estrés social que pueden generar y otra es el desequilibrio nutricional que esas comilonas pueden tener en nuestra dieta. Por ello es muy aconsejable que elijas y planifiques bien tus compromisos. Algunos, como las comidas de trabajo o de empresa, serán ineludibles, pero otras, como comidas anuales con amigos, las puedes dejar para otro momento del año mucho más tranquilo. Al fin al cabo, los amigos estamos para comprendemos y relajarnos, no para añadir más estrés al día a día.
Si a pesar de esto tu agenda sigue llena de comidas y cenas fuera de casa, intenta que los alimentos que comas sean lo más saludables posible. Procura no lanzarte al pan con mantequilla o alioli nada más sentarte en la mesa. Elige siempre una verdura o ensalada para compartir, calmará tu apetito y ayudará a disminuir el valor energético de la comida. De segundo pide una carne o un pescado cocinado de forma sencilla (horno, plancha, a la sal) sin salsas grasientas. De postre opta por los sorbetes y la fruta natural. Y para beber la mejor opción siempre es el agua. Si eres amante de la cerveza y el vino, no sobrepases los dos vasos.
El resto de los días de las navidades deberíamos evitar al máximo los dulces, los fritos, los alimentos procesados y el exceso de hidratos de carbono refinados. En su lugar conviene tomar mucha fruta y verdura -que nos ayudan a eliminar productos de desecho y a depurar el organismo-, cereales integrales y alimentos ricos en proteínas y bajos en grasa como los pescados, pollo, carnes magras y huevos.
Y para terminar, no te olvides de incrementar tu actividad física. La mejor forma de compensar cualquier exceso alimenticio es salir a la calle o al campo a hacer algo de ejercicio para quemar el extra de energía consumida. Aprovecha que las calles de las ciudades están llenas de luces y adornos y sal a andar a ritmo vivo y disfrutar de la decoración navideña. Si eres amantes del campo y a naturaleza, salir correr o a hacer senderismo te ayudará a oxigenarte y a recuperar la calma. Y si eres “animal” de gimnasio, no lo desatiendas durante estas fechas.
Y tú, ¿qué haces o qué recomiendas para que estas fechas no te pasen factura?
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Un buen paseo después de la comida ayudará
Felices Fiestas